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jueves, 13 de febrero de 2014

La Escucha ,psicoterapia Centrada en la Persona. Carl Rogers

Me gusta escuchar
El primer y simple sentimiento que deseo compartir con ustedes es mi placer cuando puedo escuchar realmente a alguien. Creo que ésta ha sido una de mis características permanentes. Así lo recuerdo desde mis primeros años en la escuela. Cuando un compañero preguntaba algo a la maestra, ésta daba una respuesta perfectamente adecuada para una pregunta diferente. En ese momento me sentía desesperado y herido. Mi reacción era: Pero, ¿no lo ha escuchado? Sentía una desesperación infantil frente a la carencia de comunicación que es tan común.

Creo saber por qué me produce satisfacción escuchar a alguien. Cuando escucho realmente a otra persona entro en contacto con ella, enriquezco mi vida. Escuchando a la gente aprendí todo lo que sé sobre las personas, la personalidad, la psicoterapia y las relaciones interpersonales.

Cuando digo disfruto escuchando a alguien me refiero, por supuesto, a escuchar profundamente. Escucho las palabras. los pensamientos, los matices de sentimientos, el significado personal y aun el significado inconsciente del que me habla. A veces, también en un mensaje no importante puedo escuchar un grito humano profundo, un "grito silencioso" que está oculto, desconocido, por debajo de la superficie de la persona.
He aprendido a preguntarme: ¿Puedo oír los sonidos y percibir la forma del mundo interior de esta persona? ¿Puedo vibrar con lo que está diciendo, puedo permitir que esto se haga eco en mí, puedo sentir los significados que él teme y, sin embargo, quiere comunicar, así como sentir los significados para él conocidos?

Pienso, por ejemplo, en una entrevista que tuve con una adolescente, cuya grabación escuché hace poco. Como muchos adolescentes de hoy, comenzó diciendo que no tenía objetivos. Cuando traté de profundizar este pensamiento, lo acentuó aún más y dijo que no tenía ninguna clase de metas, ni siguiera una. Yo le dije "¿No existe nada que quieras hacer?" "Nada... bueno, sí, quisiera seguir viviendo". Conservo un vivido recuerdo de lo que sentí en ese momento. Esta frase resonó con vigor dentro de mí. Quizá me estaba diciendo simplemente, como cualquier otro, que quería vivir. Por otra parte, quizá me quería decir, y me parece lo más probable, que el hecho de vivir y no vivir era una duda que lo preocupaba. Así, traté de comprenderlo en todos los niveles. No supe con certeza cuál fue su mensaje. Simplemente quise estar abierto a todos los significados que pudiera tener, incluso que había pensado en suicidarse. No respondí en forma verbal a este nivel pues lograría asustarla. Pienso que mi deseo y capacidad de escuchar en todos los niveles es uno de los elementos que hizo posible que me dijera, antes de finalizar la entrevista, que no hacía mucho tiempo había estado a punto de "volarse los sesos". Este breve episodio constituye a alguien en todos los niveles en que trata de comunicarlo.

Las entrevistas terapéuticas y las experiencias intensivas de grupo, que han llegado a ser muy importantes para mí en los últimos años, me han demostrado que escuchar da resultados. Suceden muchas cosas cuando escucho realmente lo que una persona me dice, y los significados que en ese momento son importantes para él; oyendo no simplemente palabras, sino a él mismo. Y cuando le hago saber que he escuchado sus significados personales más profundos, primeramente me dirige una mirada agradecida. Se siente aliviado. Quiere contarme más acerca de su mundo. Siente una nueva sensación de libertad. Y pienso que se vuelve más abierto al proceso de cambio.

He notado a menudo que, tanto en la terapia como en los grupos, cuando más profundamente escucho los significados de otra persona, suceden más cosas. He llegado a pensar que es universal que cuando una persona se da cuenta de que ha sido escuchada, sus ojos se humedecen. Pienso que realmente está llorando de alegría. Es como si dijera: "Gracias a Dios, alguien me escuchó. Alguien sabe que existo". En tales momentos he tenido la fantasía de un prisionero golpeado día tras día en el código Morse. "¿Me oye alguien?" "¿Hay alguien ahí?" "¿Pueden oírme?": Y finalmente, un día oí unos débiles golpecitos que dicen claramente: "Sí". Esta simple respuesta lo libera de la soledad y vuelve a ser un ser humano. Hay muchas personas hoy que viven en una prisión privada, personas que no lo manifiestan en lo exterior y debemos agudizar mucho el oído para escuchar los débiles mensajes de la pasión.

Ahora nos ocuparemos del segundo aprendizaje que deseo compartir con ustedes. Me gusta ser escuchado. Varias veces en mi vida me sentí casi explotar por problemas insolubles, dar vueltas y vueltas alrededor de un círculo vicioso o, durante un periodo, sobrecogido por sentimientos de desvalorización y desesperanza, con la seguridad de haber caído en psicosis. Creo que he sido muy afortunado porque en estas oportunidades siempre hallé a alguien que me escuchara y así me rescatara del caos de mis sentimientos.

He tenido suerte por haber encontrado personas que podían decir esos significados con más profundidad que yo. Estas personal me escucharon, me esclarecieron y respondieron en todos los niveles en los cuales me estaba comunicando. Puedo asegurar que cuando uno está psicológicamente destruido, y alguien nos escucha sin juzgarnos, sin tratar de moldearnos, uno se siente maravillosamente bien. En esas ocasiones se reduce la tensión. Se pueden traer a la superficie los sentimientos atemorizantes, las culpas, la desesperación, las confusiones que acompañaron la experiencia. Cuando me han escuchado y oído, puedo percibir mi mundo de otra manera y seguir adelante. Es increíble que sentimientos que han sido horribles se vuelvan soportables cuando alguien nos escucha. Es sorprendente que elementos insolubles se vuelvan solubles cuando alguien nos oye, cómo las confusiones que parecen irremediables se convierten en claros apoyos cuando uno es comprendido. He sentido un profundo agradecimiento cuando una persona me ha escuchado en forma sensitiva, empática y concentrada.

El difícil rol de ser Madre o Padre.

Cuando en el grupo semanal familiar toca hablar de los roles,padre-madre, se abre un gran interrogante.¿puede una madre cumplir los dos roles?¿por qué una madre o un padre supone que hará bien los dos?¿y no se ocupa de mirar-se si el que le tocó naturalmente lo está cumpliendo o lo cumplió bien?La respuesta de las familias es casi siempre la misma,y mi respuesta es siempre la misma.La familia responde que al faltar uno hizo de los dos.Mi pregunta es:¿crees que pudiste ser los dos?¿Cómo hiciste?Respuestas tales como, "me las arreglé bastante bien", "tuve que aprender respuestas que, supuse, daría un padre, una madre¿¿??". A lo cual siempre les digo lo mismo. El rol,es bastante amplio para cumplir,de hecho,la vida,el trabajo,la rutina no deja tiempo suficiente para reflexionar si lo que hago,digo o muestro , mi hijo lo absorbe tal cual es mi intención de que lo haga.Cuando falta uno de los dos,padre o madre, lo ideal es que se críe y eduque con esa falta.Cuando uno de los dos no está, NO está. Siempre será más llevadero, ajustarnos al rol que nos toca, y así podremos pensar, reflexionar, si estamos actuando correctamente, pudiendo ser honestos y cambiar, dadas las circunstancias lo que tengamos que modificar, para el bien común familiar.

NO te olvides, si por hechos o circunstancias de la vida, falta la madre o el padre, cumplí con el rol que te ha tocado, sabiendo que ya de por sí es de una gran responsabilidad llevarlo a cabo.Y que el rol que te ha tocado es y será siempre. Es decir, siempre serás madre o siempre serás padre, no te quites ese rol, ni permitas que lo hagan.

jueves, 24 de mayo de 2012

La familia del adicto.-

Pichón-Rivière (en Aldrete, 2008), por su parte, plantea que entre los integrantes de la familia se encuentra el portavoz del sufrimiento familiar, el cual denuncia la situación conflictiva y el caos subyacente, y paralelamente, se segrega al enfermo como depositario de la ansiedad familiar, de los misterios, secretos y la conspiración del silencio (necesidad defensiva de ocultamiento de ciertos contenidos psíquicos) y del malentendido como enfermedad básica del grupo familiar (Pichón-Rivière en Aldrete, 2008).En relación a la familia del adicto, Kalina (2000) refiere que existe un clásico y trágico malentendido: La familia consulta para que se cure a uno de sus miembros, el cual se considera el elegido. Sin embargo, curar no significa lo mismo para todos; de acuerdo con Kalina (2000) curar es un concepto tan amplio como ambiguo. Puede significar: “Haga que sea bueno”, “que se comporte como se debe” o “que sea como la familia”, oscilando los criterios hasta el extremo de “conviértalo en vegetal” –léase enfermo crónico- o directamente “extermínelo porque es la manzana podrida que arruina la vida de todos nosotros, los buenos y sanos” (Kalina, 2000, pag. 54).La estructura ideológica de la familia enferma, desde el enfoque de Kalina (2000), es altamente conservadora y autoritaria ya que establece “quien será el elegido”, y éste debe seguir ocupando ese lugar. En este caso, el adicto garantiza, sosteniendo su lugar de “enfermo”, la “salud” del resto del grupo familiar (Kalina, 2000, pag. 54).En consecuencia, surgen fuertes resistencias ante el accionar terapéutico ya que la familia lucha, de una forma inconsciente y mediante un complejo juego interaccional, por conservar los lugares asignados a sus miembros y el terapeuta se transforma en su enemigo (Kalina, 2000).Un modo de garantizar esta estructura, según Kalina (2000), se logra cuando se destina al paciente psiquiátrico a vivir en hospicios, asilos u hospitales psiquiátricos que por su propia estructura tienden a cronificar al paciente, condenándolo a ser un habitante pasivo de ese submundo (Kalina, 2000). En este caso, es el psiquiatra quien ordena esta muerte civil, conduciéndola, vigilándola y protegiendo a los “sanos” de aquel sujeto peligroso designado como “el loco”. Esta dinámica no cuestiona la estructura familiar y legitima al “loco”, en este caso el “adicto”, en el lugar que le ha sido asignado (Kalina, 2000, pag. 54).Por otro lado, cuando la antipsiquiatría intentó estudiar estos fenómenos desde la óptica de un modelo “revolucionario” –que desde el enfoque de Kalina (2000) implicaba más bien una actitud de oposicionismo adolescente- al decir “el loco tiene razón, la familia es la enferma” (Kalina, 2000, pag. 55), ocasionó un movimiento hacia el extremo opuesto que produjo una crisis fenomenal en el mundo psiquiátrico, caracterizada por grandes discusiones y apresuradas modificaciones en cuanto a los procedimientos terapéuticos, con resultados muchas veces catastróficos (Kalina, 2000).Desde la perspectiva de Kalina (2000), el abordaje sistémico ha enfocado la atención en el tratamiento de los adictos y se ha convertido en un instrumento de creciente importancia teórico-clínica debido a que ha permitido investigar las complejidades de los vínculos familiares y sus posibilidades terapéuticas. De esta manera, la intervención sistémica en los planteamientos de Kalina (2000), tiene una finalidad democratizante ya que cada uno de los miembros de la familia debe asumir la responsabilidad que le corresponde, constituyendo un abordaje terapéutico que lucha contra los modelos autocráticos y esclavizantes que caracterizan la vida familiar del adicto.Por otro lado, Steinglass y cols. (1987), desde el trabajo con familias alcohólicas, plantean que en general los profesionales de la salud han adoptado una actitud peyorativa hacia las familias con miembros alcohólicos. Al escuchar los relatos sobre la vida de tales familias, los clínicos tienden a extraer la conclusión de que éstas son enemigas del crecimiento individual, llegando a pensar en la familia como en una fuerza negativa, un impedimento, una valla o un obstáculo para la vida del individuo, así como la causa raigal de la psicopatología del paciente. Los investigadores, de acuerdo con Steinglass y cols. (1987), han llamado la atención hacia las pautas de comunicación alteradas, las rígidas distribuciones de funciones y las conductas disfuncionales para enfrentar las necesidades que se advierten en estas familias.Sin embargo, en opinión de Steinglass y cols. (1987), en los últimos años ha surgido un punto de vista más empático en lo referente a las familias con miembros alcohólicos. Los clínicos e investigadores orientados hacia el enfoque de familias se han basado en el creciente interés por la teoría sistémica y por conclusiones extraídas de la investigación de la interacción familiar, para sugerir que las familias con miembros alcohólicos constituyen sistemas conductuales de enorme complejidad, con notable tolerancia para el estrés y con ocasionales estallidos de inventiva conductual de adaptación (Steinglass y cols. 1987).Puget y Berenstein (en Aldrete, 2008), por su parte, proponen que la enfermedad en uno o varios integrantes de la familia es la expresión de complejas complementariedades de acuerdos inconscientes que aparecen en un espacio intersubjetivo familiar. De esta forma, Aldrete (2008) señala que el paciente identificado por la familia, se convierte en el portavoz del mal vínculo expresado en una trama interfantasmática que, a su vez, mantiene una determinada configuración vincular familiar.Desde el punto de vista de Aldrete (2008), aquellas familias que se resisten al esclarecimiento de los misterios o secretos familiares, al mismo tiempo mantienen el acuerdo inconsciente que lleva a brindar un trato particular hacia el enfermo para que los hechos sigan quedando ocultos y la configuración vincular y trama interfantasmática queden resguardadas. Este acuerdo configura una forma de segregación y mantenimiento del pacto inconsciente que apuntala la trama interfantasmática familiar, producto de una modalidad vincular particular (Aldrete, 2008).Berenstein (2007), consecuentemente, señala que la clínica psicoanalítica conduce a pensar que el sufrimiento emocional transcurre en una persona y también, aunque en forma distinta, en la familia. Si una persona tiene un síntoma, por ejemplo, un niño con trastorno de aprendizaje en el colegio, un trastorno de conducta, un joven con un delirio o un intento de suicidio en un adulto, seguramente se pensará que en su psiquismo hubo una modificación y se observará que los familiares se angustian, están asustados, preocupados o enojados, pero al mismo tiempo sostendrán una sólida convicción de que ellos no lo padecen (Berenstein, 2007).Desde el psicoanálisis, Berenstein (2007) indica que el síntoma se hizo inteligible al ponerlo en el contexto de la estructura mental de la persona sufriente, pero si se lo observa desde la estructura familiar adquirirá un grado mayor de inteligibilidad y más aún si se lo incluye en el plano social. Toda manifestación adquiere un grado cualitativamente mayor de inteligibilidad si se la incluye en un contexto más amplio (Berenstein, 2007).Berenstein (2007) propone que desde hace más de cien años se ha estado habituado a considerar como paciente a una persona. Sin embargo, tratar a una familia o una pareja, lleva a replantear quién o qué se considera un paciente, ya que se parte del supuesto de que entre estos sujetos existe un vínculo estable, con especificaciones inconscientes que les permiten mantenerse ligados durante un tiempo prolongado (Berenstein, 2007).Desde lo observable, Berenstein (2007) puntualiza que se pueden recoger indicios de un vínculo alterado o dañado, lo cual constituye el primer paso para pasar de lo manifiesto hacia un nivel latente de conflicto vincular. “Aunque la apariencia sea la de un sujeto con algún síntoma en conflicto con otro que padece otro síntoma, es desde la pertenencia al vínculo que se genera el trastorno y el malestar” (Berenstein, 2007).

domingo, 1 de abril de 2012

Confianza ,.

CONFIANZA LA VIDA TIENDE A AUTORREGULARSE: En una semilla ya está todo el proyecto de árbol en que se va a convertir y se desarrollará, si se dan las condiciones necesarias. Este concepto de autorregulación de los organismos es muy importante en la terapia Gestalt. Se confía en una sabiduría propia de la naturaleza y de la realidad que siempre llega a un lugar bueno si no es interferida por nuestras pequeñas y humanas voluntades, o sea, por la tiranía del ego. Tener una visión más global de nuestra existencia y nuestra vida puede ayudarnos a tener más confianza, y si nos quedamos únicamente atrapados en los momentos difíciles no vamos a ver la globalidad. EXISTEN DISTINOS ESTILOS EN LAS PERSONAS: Existen personas que tienen la referencia del valor dentro de ellas, o sea, ellas son la medida de ellas mismas, ellas son sus jueces y sus dirigentes, se fían de sí mismos, no necesitan el referente externo. Otros la tienen afuera y esperan de los demás la valoración o el juicio que les inyecte la confianza. En verdad son distintos estilos de carácter o tendencias de personalidad, esto no quiere decir que uno sea mejor que el otro. PARA TENER CONFIANZA ES NECESARIO EL DIALOGO: Para encontrar la medida justa de la confianza necesitamos el diálogo que junta y enfrenta lo que nosotros vemos y pensamos, con lo que los demás ven y piensan. La confianza se asienta en el diálogo, huye del monólogo. Dictadores, mandamases, mandarines de distinto pelaje, sobresalen como gente con gran confianza en sí mismos pero no resisten el diálogo que les puede cuestionar su frágil y engreída estructura. La verdadera confianza incluye al otro, lo toma en consideración. SE CONSCIENTE DE TI MISMO: Para poder confiar es necesaria una conciencia clara de uno mismo. La desarrollamos cuando superamos la pereza de mirarnos y podemos reconocer y distinguir en nosotros lo que sí tenemos y nos corresponde y lo que no tenemos y no nos corresponde, lo que sí somos y lo que no somos. Por ejemplo es absurdo tener confianza en ganar una competición de natación cuando apenas sabemos nadar. Esto sería manía, algo iluso, más que confianza. Pero también es tonto pretender que uno es un nadador mediano cuando acaba de ganar la medalla olímpica. TEN EL CORAJE DE ARRIESGAR. La confianza se asienta en la capacidad de tener coraje, es decir, tener la valentía de dar lo que si tenemos, de arriesgarnos en esta dirección: podemos competir si realmente somos buenos nadadores. De hecho no sólo podemos, incluso debemos. Lo que la vida nos da, nuestros dones y talentos, nos los da para que los entreguemos. La vida nos obliga a dar lo que tenemos, a entregar lo que somos. ¿Podemos imaginar a Dalí o Picasso sin crear y pintar? La vida les dio el talento o el genio y ellos quedan obligados a cultivarlo y entregarlo. La confianza necesita de la valentía de ponerse a prueba, de evidenciarse, de entregarse y estar disponible, permitiendo que los demás nos devuelvan también la medida de cómo somos percibidos y recibidos. SER AUTÉNTICO AYUDA. La confianza se asienta en la autenticidad que nos hace ser honestos en lugar de pretenciosos, y no pasar de contrabando un buen vestido en una mala percha, y reconocer nuestros límites. ¿Podemos imaginar a Dalí tratando de ser campeón de waterpolo? La confianza, cuando es de barro, se asienta en la pretensión de que nuestro personaje capitanea el barco en lugar de nuestra verdadera identidad. EDUCA A TUS HIJOS EN CONFIANZA. En origen la confianza viene de afuera. Gota a gota la confianza se asienta en nosotros mismos a través de la valoración, el aprecio y la ecuanimidad de los demás. Por eso es importante que los Padres sean justos y ecuánimes, que no creen falsas expectativas, que no hagan sentir a sus hijos que son los mejores en todo, ni tampoco los peores en todo, que no los llenen de tareas imposibles, que los confronten con sus destrezas y méritos, que los expongan a los obstáculos y problemas para que puedan sentir lo que pueden y merecen, que los inciten a los aprendizajes y las tareas para el logro de las cosas. Es adecuado también que los Padres muestren a sus hijos los límites, que los confronten con amor y claridad. A VECES ASOCIAMOS EL ÉXITO CON LA CONFIANZA. La confianza se asocia al éxito y muchos persiguen el éxito, tenga que ver o no con la expresión de sí mismos. Pero se puede tener éxito con y sin confianza. Me parece que la confianza se expresa en algo tan esencial como “hacer lo que hay que hacer” y “dar lo que hay que dar” y “recibir lo que hay que recibir”, según la expresión de Prajnanpad, un conocido sabio hindú. El éxito, por tanto no es lo importante, sino sólo la consecuencia de hacer lo que hay que hacer. Uno hace lo que tiene que hacer ni más ni menos. Y además lo hace de una manera inevitable. A menudo la consecuencia de hacer lo que hay que hacer es el éxito en algún campo, en ser madre por ejemplo, o carpintero o jardinero, o músico o actor o cineasta, etc. Pero el mayor éxito de todos es, sin dudas, siempre … el de haber sido un ser humano significativo para los demás.

De:Virginia Acosta(Psicóloga)

viernes, 30 de marzo de 2012

¿Debe Mamá pegar al mago?

Cuando hay que ser uno mismo no se sabe qué hacer. Hay un cuento de John Updike que nos proporciona un buen planteo para el conflicto de "la identidad". En esta versión resumida dice así: En el bosque había un animalito, Roger Mofeta. Como todas las mofetas tenía un olor muy desagradable. El resto de los animalitos se negaba a aceptarlo en su compañía, en sus juegos. Roger sufría mucho. Un día fue a visitar al mago y le conto sus penurias. El mago lo miro y lo miro, y finalmente lo toco con su varita. Roger estaba encantado, ahora tenía olor a rosas. Felicísimo corrió a su casa. Mama salió a su encuentro, percibió su nuevo olor y se enojo mucho: _ ¿Que es ese olor, Roger?_Es olor de rosas._ ¿De dónde lo sacaste? _ Me lo dio el mago, mama. Mamá tomó a Roger de la mano y fueron a la casa del mago. Mamá le pegó al mago y le exigió que le devolviera a su hijo el olor original de las mofetas. Y así lo hizo. Roger lloró mucho. Seguía yendo al bosque. Con el tiempo se hizo de algunos amigos que se fueron acostumbrando a su olor. Y todo termino bien. Cuando leí el cuento me invadieron los interrogantes: _ ¿Quien tenía razón: Roger, los animalitos, el mago, la mamá?_ Cuando un hijo no es como todos, ¿que debe hacerse? Me gustaría organizar una reunión con otros padres y nuestros respectivos hijos, leer el cuento y discutirlo. Bibliografia:Barylko Jaime(1992)"El miedo a los hijos".Buenos Aires.Ediciones,Emece.John Updike.cuentos."¿Debe mamá pegar al mago?

jueves, 29 de marzo de 2012

"Que hacemos con los miedos en una Comunidad Terapéutica"

Hay pacientes que en determinado momento del tratamiento,manifiestan sentir miedo,miedo a:retomar la vida social,encontrarse con amistades de consumo,ver a parejas del pasado,ofrecimiento de sustancias,y demases.Que hacemos frente a los miedos.?Trabajarlos en la terapia.Tendremos que prestar sumo cuidado en ver que fechas están proximas a las man...isfestaciones de miedo.Suele pasar que ocurran antes de:Aniversarios,Navidad,Cumpleños.Cuando un paciente manifiesta miedo,el equipo terapéutico habre un sinfín de posibilidades,se puede desde hacer un cambio de terapeuta momentaneo,hasta reforzar el trabajo del grupo familiar,dando así a las familias contención adecuada para el momento.Se prestará atención tambien a los llamados "Pactos perversos",son aquellos secretos familiares,guardados celosamente por el entorno y el paciente.Quiero aclarar que si hay un pacto así,tarde o temprano sale a la luz,ya que además de no contribuir en nada de beneficioso en el tratamiento,traba en parte la recuperación.Una buena terapeuta jamás minimizará un miedo del paciente,tratará de contener,y ver cuál es el disparador de dicho miedo,no trabajando sola sino en conjunto con el equipo.Cabe destacar que los pacientes a los que llamamos duales(todo aquel paciente que a parte del consumo tenga una enfermedad de base)por ejem:bipolares,a criterio de su psiquiatra de cabecera,dará tal vez medicación para tal fín,solo y unicamente si el profecional así lo crea necesario y hasta que remita el "síntoma".La mayoría de los casos no es necesario medicacíon.Otros miedos ,pueden tener un fundamento,del cual tampoco debemos estar ajenos.Son los que remiten tener los pacientes con enfermedades como el Sida.muchos son los pacientes que lo hablan en sus grupos.Dicen sentir miedo a morir y no poder disfrutar de una vida sana sin sustancias.Parecería que este grupo de pacientes,al saberse enfermos y con un diagnóstico preciso,aprecia sobremanera el estar bien para poder salir cuanto antes del tratamiento y ese miedo es al que llamamos fundamentado.los miedos se transitan ,se des-andan y se trabajan.Nunca se dejan de lado.No hay que ser dramáticos a la hora de enfrentarlos,(un paciente me dijo una vez)"fué como ir al dentista,cuando me senté estaba aterrado,pero cuando me retiré ya me sentía mejor".Hablar de lo que se va sintiendo en el tratamiento,hace más ameno el encuentro con el otro.No tapar los sentimientos hará que todos los que formamos un equipo lleguemos a buen termino del tratamiento.Que algo nos quede en el tintero hará que indefectiblemente ,tarde o temprano salga a la luz,y eso retrase y no ayude en la rehabilitación.Y,por sobre todas las cosas,no mentirse ,no decir estoy bien,no necesito más del grupo,ya me ha dado lo suficiente,lo trataré de llevar solo,porque el grupo es el sostén ,la escucha,la palabra adecuada en el momento oportuno.No tenerle miedo al miedo,enfrentarlo,no es el cuco,no es malo sentirlo,malo es dejarlo crecer en nosotros.un abrazo.

NO(poema de Hugo Finskeltein)

No No es no, y hay una sola manera de decirlo. No.
Sin admiración, ni interrogantes, ni puntos suspensivos. No, se dice de
una sola manera. Es corto, rápido, monocorde, sobrio y escueto. No.
Se dice una sola vez, No. Con la misma entonación, No. Como
un disco rayado, No. Un No que necesita de una larga caminata o una
reflexión en el jardín no es No. Un No que necesita de explicaciones y
justificaciones, no es No. No, tiene la brevedad de un segundo. Es
un No, para el otro porque ya lo fue para uno mismo. No es No, aquí y muy
lejos de aquí. No, no me deja puertas abiertas ni entrampa con esperanzas,
ni puede dejar de ser No, aunque el otro y el mundo se pongan patas
arriba. No, es el último acto de dignidad. No, es el fin de un libro,
sin más capítulos ni segundas partes. No, no se dice por carta, ni se dice
con silencios, ni en voz baja, ni gritando, ni con la cabeza gacha, ni
mirando hacia otro lado, ni con símbolos devueltos; ni con pena y menos aún
con satisfacción. No es No, porque no. Cuando el No es No, se mirará a
los ojos y el No se descolgará naturalmente de los labios. La voz del
No, no es tremula, ni vacilante, ni agresiva y no deja duda alguna. Ese No,
no es una negación del pasado, es una corrección del futuro. Y sólo quien
sabe decir No puede decir Sí.